10 Principios Libertarios: ¿Qué Implicrían en la Práctica?
- Dario Piana

- 10 dic 2023
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 14 dic 2023
Por Darío Piana

Los libertarios, casi sin excepción, compartimos dos principios básicos:
1. Principio de "No-Agresión"
2. Principio de la Propiedad de Uno Mismo
Una vez que se entiende que el individuo tiene derecho a su propia vida, se deriva que tiene otros derechos, libertades y responsabilidades individuales, como los derechos de propiedad privada, trabajo y asociación.
El sistema resultante de la aplicación general de esos principios sería el capitalismo de libre mercado (libre tránsito de personas, productos y capitales), con Estados y gobiernos tan limitados, que los socialistas probablemente no los reconocerían como tales.
En general, los libertarios y anarco-capitalistas entendemos cuáles serían algunas de las consecuencias de aplicar consistente y coherentemente estos principios fundamentales. Sin embargo, ocasionalmente hay diferencias respecto a ciertos detalles que resultan bastante importantes.
Por ejemplo, cuando se habla de "gobierno limitado", raramente se especifica exactamente de qué forma debería estar limitado el gobierno. De la misma forma, más allá de la desconfianza en la democracia que el populismo genera entre muchos libertarios, no queda claro como "arreglarla".
Mientras tanto, el libertarismo avanza en el mundo. La elección de Javier Milei ha causado un interés sin precedentes en las ideas libertarias. En muchos países latinoamericanos, los libertarios han recobrado la energía y el optimismo. Ahora se preparan para impulsar al libertarismo localmente, con la esperanza de que, como Argentina, su país se pueda sacudir al socialismo asfixiante.
Esto ha puesto en evidencia necesidad de expresar claramente, para un público que no es libertario, no solamente los principios generales y fundamentales, sino algunas de sus consecuencias lógicas.
Y, aunque la mayoría de los libertarios entenderán el sentido de estas ideas y la lógica que las une, agregar un poco de detalle puede servir para, desde ahora, definir más específicamente los principios que nos unen y trazar lo que podría convertirse en la agenda política de largo plazo para los libertarios.
Por eso, creo que puede ser útil proponer aquí una lista de 10 Principios derivados directamente de los dos fundamentales que mencioné al inicio, incluyendo algunas consecuencias lógicas y un poco más detalle respecto a los límites que, de acuerdo a esos mismos principios fundamentales, tendrían que respetar leyes, Estado y democracia para permanecer dentro de los límites de la razón y no degradarse, convirtiéndose en demagogia y populismo.
10 PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
DEL LIBERTARISMO
1. TU VIDA - Solo tú puedes ser considerado dueño de tu vida, cuerpo, tiempo, energía y trabajo.
2. LIBERTAD, TRABAJO Y SEGURIDAD - Todos tenemos el derecho natural, legítimo, racional y moral a ser libres y a disfrutar de nuestra propia vida, cuerpo, tiempo, propiedad y prosperidad sin que se nos arrebaten por la fuerza, el fraude, la coerción o la extorsión.
3. LIBRE EMPRESA Y MERCADO - Cada individuo tiene el derecho a asociarse con quien o quienes quiera, libre y voluntariamente, y aportar su tiempo, trabajo o energía para aumentar mutuamente su prosperidad, defender sus bienes o con cualquier fin que no violente los derechos de terceros.
4. PAZ Y FUERZA - Rechazamos la iniciación de la violencia en las relaciones humanas. El único uso justificable de la fuerza es en defensa propia, incluyendo la defensa de la vida, familia, propiedad y comunidad.
5. DERECHOS INALIENABLES - Ni los Estados, ni las leyes, ni las mayorías pueden crear u otorgar, ni eliminar o quitar, los derechos naturales y legítimos del individuo. Solamente pueden reconocerlos y protegerlos o, en el peor caso, negarlos y violarlos.
6. RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL - Los derechos legítimos, naturales y racionales de un individuo no implican costos para otras personas. Nadie tiene el derecho legítimo ni a “redistribuir” ni a recibir “gratis” los frutos del trabajo de otras personas.
7. ESTADO LIMITADO - El Estado debe limitarse a proteger la vida, libertad, propiedad y demás derechos naturales de los individuos y no puede violar esos derechos para protegerlos.
8. DEMOCRACIA LIMITADA - La democracia debe estar estrictamente limitada por los derechos individuales. Los derechos naturales del individuo no están sujetos a voto mayoritario.
9. LEYES RAZONABLES - Para ser legítimas, las leyes deben ser racionales, y para ser racionales, deben limitarse a proteger, y tener como límites, los legítimos derechos individuales. Las leyes que violan los derechos individuales son irracionales.
10. SIN PATERNALISMO - El Estado debe tratar a los ciudadanos como adultos libres, absteniéndose de intentar imponerles valores, formarlos, mandar o controlar a todos, ni “por su propia seguridad”, ni “por el bien común”, ni “por el país”, ni por ningún otro motivo.
Cada uno de estos principios, si se aplicase coherente y consistentemente, resultaría necesariamente en una serie de cambios a las leyes, reglamentos y sistemas de gobierno que, en suma, reducirían de forma importante el poder, el tamaño y el costo del Estado.
Esos cambios afectarían de diversas formas a diversos segmentos de la sociedad. Algunos tendrían un impacto más directo sobre algunos grupos y menos sobre otros. Pero en general, le quitarían de encima al individuo una parte significativa del peso que implica el aparato estatal, sobre todo en la forma de impuestos, licencias y permisos.
Entender claramente cómo podrían afectar a diversos segmentos de la población las políticas libertarias llevadas a sus últimas consecuencias es importante por varias razones. Permitirá diseñar diversos mensajes, dirigidos específicamente a cada segmento. Por otra parte, permitirá construir gradualmente los consensos requeridos para implementar esos cambios.
El principio de no agresión y el derecho a la propia vida implican que el cobro de impuestos es ilegítimo. Aun así, no sería realista pasar de donde estamos a donde queremos ir en un solo día. En lugar de eliminar todos los impuestos de la noche a la mañana, cada gobierno libertario podría luchar por reducirlos todo lo posible, al mismo tiempo que reduce el gasto público.
Examinemos y analicemos brevemente cómo podrían afectar las políticas libertarias a diversos segmentos de la población, asumiendo, como punto de partida, una reducción general en la recaudación de impuestos.
En casi todas las economías, particularmente las socialistas, los "ricos" pagan la mayor parte de los impuestos recaudados (aunque lo que pagan represente un porcentaje menor de sus ingresos de lo que representa la carga fiscal para muchos trabajadores).
Por lo tanto, una reducción general de impuestos implicaría, antes que nada, que los inversionistas tendrían una cierta cantidad adicional de dinero disponible para invertir, al no haber tenido que pagarla en impuestos.
Estos inversionistas y empresarios, que tendrían más dinero disponible por no haberlo pagado en impuestos, podrían hacer varias cosas con él. Lo interesante es que prácticamente todas beneficiarían al resto de la población de una forma u otra.
Para entender por qué ésto es así, consideremos algunas posibilidades:
Lo más probable es que, con dinero adicional y ante un panorama fiscal más positivo, donde ya no se castigarían las ganancias ni se cobrarían permisos y licencias por hacer cosas legales, la mayoría de los empresarios e inversionistas elegirían aumentar sus inversiones, o hacer nuevas inversiones.
Esto beneficiaría a varios sectores, desde la construcción hasta el empleo. Sería un factor efectivo de presión para que subieran los salarios reales, independientemente de cualquier inútil ley de salario mínimo, puesto que habría más empleos para la misma cantidad de trabajadores.
Pero, supongamos que algunos son muy "egoístas" y deciden gastárselo todo dándose la gran vida. Bueno, eso también beneficia a otros. Cada peso que gasten viajando, consumiendo algo, comprando productos o lo que decidan hacer con su dinero genera más trabajos y estimula de forma real a la economía. Mientras más productos y servicios consuman, más gente se requerirá para proveer y producir esos productos y servicios.
Ahora, supongamos que son realmente malvados y deciden simplemente no hacer nada con su dinero. Sentarse en él, meterlo al closet o, como dijo Milei hablando del tema, enterrarlo.
El efecto que tiene retirar de la circulación grandes cantidades de dinero es exactamente inverso al de agregar grandes cantidades de dinero a la circulación. Es decir, en lugar de causar un aumento general de precios, causa una disminución general de precios. Entonces, al sentarse sobre su dinero, los malvados ricos estarían causando una reducción general de precios y un correspondiente aumento en el poder de compra del resto de la población.
Para el trabajador, además de más empleos como resultado de la mayor inversión o consumo, una reducción general de impuestos significaría que recibiría la parte de su salario que el empleador ya no tendría que pagarle al gobierno. También pagaría menos por todos los productos que consume, desde gasolina hasta comida, puesto que ya no pagaría el impuesto sobre la venta de esos productos (IVA), y puesto que los proveedores de esos productos y servicios ya no le estarían pasando sus costos fiscales.
Y es que, en realidad, todos los costos fiscales con los que cargan los proveedores de productos y servicios, costos que se pretende cargar sobre los "malvados empresarios", son costos que paga el consumidor. Como todos los costos que tiene que cubrir el fabricante, el distribuidor o proveedor de cualquier producto o servicio, se integran a un costo total, que determina el precio final que deberá pagar el consumidor. De forma que los ahorros de las empresas les permiten cobrar precios más bajos. Y lo harían, no por ser altruistas, sino para vender más que sus competidores.
Para los jóvenes, que por lo general no están enfocados en aumentar el empleo ni el ingreso per cápita, los principios aplicados del libertarismo resultarían en una mayor libertad personal, puesto que ya no se criminalizaría el ejercicio de sus libertades en cuanto a su propia vida y cuerpo. Tampoco se les obligaría a trabajar gratis para el Estado, o ir a la guerra, como se hace con el servicio social y militar en muchos países.
Para los padres de familia, además de una responsabilidad total sobre sus hijos, implicaría la libertad de elegir cómo criarlos y cómo educarlos, sin que el Estado les dicte ningún requerimiento, puesto que reconoce que los derechos de los padres sobre los hijos son supremos.
Finalmente, porque siempre es una pregunta favorita de quienes defienden al socialismo como necesario para proteger a los más pobres ¿qué pasaría con quienes no tienen ingresos, ni capacidad real de generarlos? Los inválidos, los huérfanos, los enfermos que no pueden pagar sus tratamientos.
Al reducir la recaudación, aunque se empiece por lo más superfluo e inútil, si se llegara a eliminar completamente, como en teoría proponemos libertarios y anarcocapitalistas, esto implicaría que ya no habría la asistencia social financiada por impuestos para estas personas. Entonces ¿qué pasa con ellos?
A quienes pregunten esto les digo que la respuesta depende enteramente de ellos, y del resto de nosotros. Todos los socialistas, como el resto de la población, tendrían la plena libertad de ayudar a quien quisieran, en la medida de sus propias posibilidades y voluntad. La mayoría de la gente es caritativa y, sin las cargas del Estado, todos tendrían más oportunidad de ayudar a los necesitados. Lo único que ya no podrían hacer es pretender hacer la caridad con dinero ajeno.
Además, si se eliminaran todos los impuestos, se ha calculado que el precio de todas las cosas sería, en promedio, aproximadamente la mitad de lo que es hoy. Esto por sí solo querría decir que muchos que habrían sido pobres, ya no lo serían, al subir su salario y bajar los precios de los productos. Desde comida hasta casas, todo costaría mucho menos.
En un gobierno libertario, asociaciones privadas, compañías de seguros y bancos podrían también ayudar a la gente que lo necesite de formas diversas, como de hecho lo hacen ya muchas organizaciones no-gubernamentales, aun bajo el peso de todos los impuestos que pagan.
Antes de que el socialismo nos convenciera de que el prójimo es responsabilidad del Estado, eran comunes los hospitales, orfanatos y comedores de caridad. Las personas pudientes los patrocinaban y se atendía a todos los que se podía atender sin costo alguno. Incluso bibliotecas, laboratorios y universidades enteras fueron creados y donados por filántropos millonarios a ciudades y pueblos de muchas ciudades en diversos países.
Las iglesias de diversas denominaciones también jugaban un papel importante en la ayuda a los pobres. Desde hospitales hasta escuelas y comedores, diversas iglesias ofrecieron auxilio a los pobres durante siglos.
Pero durante el siglo XX, el socialismo terminó con todo eso, creando burocracias ineficientes y monopolios estatales en su lugar.
La asistencia médica, la educación y la vivienda se intentaron convertir, por ley, en derechos, supuestamente para beneficio de los más pobres. Ya no sería cuestión de caridad, sino de derechos que garantizaría el Estado, y cuyos costos le cobraría al resto de la población. Esto, por supuesto, nunca funcionó.
De hecho, cuando consideramos la calidad y disponibilidad de los programas de "asistencia social" y los servicios de "salud pública" en México y en muchos otros países, es fácil concluir que probablemente estarían mejor cuidadas esas personas si no hubiera el intermediario estatal, que tanto cuesta y que, aun siendo público, siempre da preferencias a quienes están "bien conectados".
Como podemos ver, para cada segmento de la población, la aplicación de los principios libertarios implicaría diversas consecuencias.
Y como queda claro, para todos excepto los que se benefician más del dinero ajeno de lo que aportan a cambio en valor real, implicaría ventajas importantes; más libertad, un ahorro neto y una mejor calidad de vida.
Para que el libertarismo avance, estas ventajas se le deben comunicar y explicar a cada segmento de la población de forma clara y efectiva. Una vez que cada persona pueda apreciar y valorar los beneficios que podría traerles, a cada uno, un gobierno libertario, será más probable que estén dispuestos a considerar a un candidato libertario como una opción viable en futuras elecciones.




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